15 Consejos de un empleado a su jefe para que
este sea un gran jefe
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Nunca me dé el trabajo por la
mañana, hágalo después de las 4:00 de la tarde. Siempre es
gratificante contar con el reto de trabajar bajo presión. Me encanta.
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Si es algo urgente, por favor
interrúmpame cada 10 minutos para saber cómo voy. Eso sí
que ayuda. O mejor aún, espíe sobre mi hombro y déme calor
en la oreja hasta que me arda.
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Siempre salga de la oficina sin decirme a
dónde va. Eso me brinda la oportunidad de estimular mi creatividad cada
vez que alguien pregunta por usted.
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Si mis manos están llenas de papeles,
cajas, libros, etc. ¡No me abra la puerta!, necesito aprender a funcionar
bien en caso de que quede parapléjico.
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Si me da más de una misión por
cumplir, no me diga cuál es la prioridad. Soy telépata.
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Haga hasta lo imposible por mantenerme en la
oficina hasta tarde. Me encanta estar aquí y en realidad, sinceramente,
no tengo a donde ir ni nada más que hacer que no sea estar aquí
junto a usted.
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Si mi trabajo le satisface, manténgalo
en secreto. Si se sabe podría ser causa de un ascenso. Además, si
no lo sé, me seguiré esforzando para que así sea.
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Si no le satisface mi trabajo, hágaselo
saber a todo el mundo, me encanta que mi nombre sea el más mentado en
las conversaciones. Pero no me lo diga a mí. Podría herir mis
sentimientos.
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Si tiene instrucciones especiales para la
realización de algún trabajo, no me lo escriba. De hecho ni
siquiera las mencione hasta que ya casi lo haya terminado ¿Qué
necesidad hay de confundirme con información inútil?
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Nunca presente a la gente con la que
está. No tengo derecho a saber nada. En la cadena alimenticia de la
empresa yo sólo soy el "Plancton".
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Cuando usted haga una referencia a esas
personas en el futuro, yo utilizaré mis poderes psíquicos para saber
de quién me habla.
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Sea agradable conmigo solamente cuando en el
trabajo que estoy realizando esté en juego su pellejito, o bien, si un
mal resultado pudiera enviarlo directamente al infierno de los jefes.
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Cuénteme todos sus pequeños
problemas. Nadie más los tiene y es bueno saber que alguien es menos
afortunado que uno. En especial disfruto con la historia en la que me explica
la enorme cantidad de impuestos que tiene que pagar cada vez que le dan un mega
bono por ser un gran jefecillo.
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Espere a que venga mi revisión anual de
actividad para entonces decirme cuál debió haber sido mi objetivo
principal, o que el café matinal que me hace traerle lo toma sin leche.
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Califique mi actuación como mediocre y
déme un aumento basado en la inflación, de cualquier forma, yo no
estoy aquí por dinero.