ATRÁS APRENDA A PERDONAR Perdonar...
Para algunas personas es la palabra más difícil de pronunciar. Toda
idea de perdón se le queda allí trabada en sus
resentimientos, en
sus deseos de agraviar al otro y de vengarse. Además
a muchos, temporalmente el PERDÓN les resulta INJUSTO ¿Acaso
ellos no fueron los ofendidos...? ¿Uno
va a tener que ser siempre el que ceda? ¿Tendrá
que tragar afrentas, e iniciar de nuevo el humillante diálogo...? CONFESÉMOSLO:
el PERDÓN está comúnmente bloqueado con nuestro
orgullo; por
este afán de Justicia orgullosa por la que, en el fondo no queremos
soluciones, sino Humillaciones para el otro. Mirémonos
en un espejo: ¿Que queremos...? ¿Vengarnos...? ¿Demostrarles
que somos seres superiores...? ¿ Queremos saciar nuestra rabia y dar riendas
sueltas al odio? CRISTO
nos manda a perdonar: "Perdónanos
nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores..." No
es una frase bonita la que repetimos en el padre nuestro. Allí se nos
pide algo... ¿Qué...? Por
lo menos que dejemos de lado el deseo de venganza y de agravio. No
se nos pide que de nuevo le brindemos la antigua amistad si
la ofensa ha sido realmente grave y no ha reparado su injusticia: Pero,
el cristianismo nos pide que a pesar de todo lo que haya hecho el otro, tengamos
todavía esperanza en ese hombre..., o en esa mujer... Y
que si es un antiguo amigo, amiga, si es un esposo, esposa; si es un novio,
novia, tengamos
en cuenta, no su agravio presente, si no, la realidad total de su
conducta. No
juzguemos a nadie por un hecho, por una palabra sola... ¿Nadie
te ha condenado...? Pues yo tampoco--dice Jesús--te condenaré... Pero
no quieras hacerlo más... ¿Podremos empezar a perdonar como
Jesucristo? ¿Intentará
Ud. de nuevo, dar esa luz a sus ojos, esa cordialidad y paz a su
corazón?... El mundo está lleno de personas
con buenas intenciones... Lo que necesitamos ahora de esas
personas ¡Son buenas acciones! |