ATRÁS Un día para vivir а а а Cada día
debería ser especial si sabemos encontrar en él la belleza que а indudablemente
ahí se esconde. Aún nuestro trabajo, por agobiante y duro que а sea, puede hacer
hermoso y gratificante nuestro día, si procuramos sonreír y а contagiar de
optimismo al compañero de labores, si saludamos cordialmente а hasta a quien no
conocemos pero nos encontramos en nuestro camino, y si а somos
conscientes de la autoestima que obtenemos mientras esforzadamente а intentamos ganar
nuestro sustento. а а Si somos capaces
de ver cómo se ilumina el rostro de un niño al que а obsequiamos una
caricia o tal vez una moneda, si redescubrimos la belleza de а nuestra esposa,
porque de repente la vimos con más detenimiento de lo que а antes nos
permitía la rutina; si escuchamos pacientes y por enésima vez la а narración
que el abuelo nos hace de sus remotas aventuras o visitamos al а amigo enfermo al
que hacía tiempo no veíamos, o buscamos la cercanía de а nuestros padres
que deambulan por su casa añorando a los hijos que se fueron. а а Son esas
pequeñas cosas que pueden hacer de nuestro día algo muy especial. а Porque no es
hermoso ni especial sólo el día aquel en que fuimos a la tienda а lujosa para
comprar ese nuevo adorno que colgamos de la pared; no es hermoso а el sólo
pensar en las vacaciones exóticas y caras, no es hermoso solamente а recibir un
regalo elegante. Es hermoso también escuchar a un alma а acongojada,
oír la risa sin dobleces de los que amamos; hacer que una а sonrisa se
dibuje en el extraño que ignora por qué, le sonreímos. Es
hermoso а dar sin esperar
nada a cambio, compartir con alguien la felicidad que а sientes, llevar
una flor a quien amas, quizás cuando menos lo esperaba; а llenar las
manos, de esperanza de quien está ya vacío de todo, y ver
cómo а florecen las
cosas sin que sea un día especial, sino simplemente porque а nosotros supimos
establecer la diferencia. а а ... а Por eso,
¿cuánto hace que no disfruta usted de un día especial?
¿cuánto hace а que no lleva
flores a su amada, sin razón alguna? ¿cuánto hace que no
se а sorprende
diciendo una palabra amable, o con una oración en la boca а prodigando un
elogio a quien quiere, abrazando a sus hijos porque sí, а cantando o
bailando aunque haga el ridículo, riéndose de sí mismo y
de su а solemnidad,
disfrutando en fin, bastante de la vida? а а Ser consciente
de esto es saber que la vida en sí misma es algo tan especial а que, celebrarla
por serlo, no requiere de un día en particular, o de una а ocasión o
de un acontecimiento, sino sólo de nuestro deseo de que así sea. а а No hay que
esperar que los días se nos conviertan en especiales: hay que а hacerlos
así con nuestra inquebrantable voluntad de saberlos disfrutar а siempre. а а Porque la
fragilidad de nuestra vida es tal, que un día, aunque querramos, ya а no podremos
hacerlo, y entonces será ya demasiado tarde para intentarlo а siquiera. а а Rubén
Núñez de Cáceres V. а de su libro а Para aprender la vida аа |